
Volvemos a la historia: la noticia corre por internet y el chico manda una nota de prensa, así que mucha gente oye hablar de esta peculiar idea y, sorprendida porque la idea les parece de lo más peregrina, empiezan a visitar la página. Y claro, en cuanto una página es muy visitada, siempre hay un anunciante interesado en esas impresiones. Así que algunas marcas empiezan a comprar pixels. La gente, que no puede creer que alguien esté comprando píxels, visita cada vez más la página para ver si es cierto y para ver cómo va la venta. Y como cada vez tiene más visitas, cada vez más patrocinadores compran píxels. Los últimos, de hecho, se subastan en ebay a muy buen precio.
Total, que el chico consigue su objetivo con creces, y la página (que Alex Tew, el protagonista de toda esta historia, se compromete a mantener siempre ahí) pasa a formar parte de la historia de internet.
¿Sabéis qué otra iniciativa no tardará en generar el millón de dólares de beneficio para su creador? La aplicación iFart, para Iphone, que simula el sonido de un pedo. Economía de la atención, sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario