domingo, 6 de diciembre de 2009

Sí se puede

Aunque no me hace mucha gracia (creo que soy un poco antigua para esto), hay fotos de mis hijos (e inlcuso mías) en bastantes sitios de internet, e incluso, en libros de texto y materiales que ni conozco. El motivo es que tengo un marido fotógrafo aficionado que tiene todas sus creaciones bajo licencia "Creative Commons atribución", es decir, que permite que cualquier persona pueda utilizar esas fotografías para lo que quiera, incluso con fines comerciales, con la única obligación de darle crédito. Si lo piensas, tiene sentido: él no pretende vivir de sus fotografías, es una afición a la que dedica tiempo y esfuerzo, y le hace feliz verlas publicadas a cambio del pago en reconocimiento.

Habrá a quien esto le parezca una tontería (¿por qué renunciar a tus derechos?), pero cada vez más gente se acoge a licencias mucho más flexibles en cuanto a la gestión del contenido. Nos guste más o menos, en el mundo de internet, donde el contenido se puede copiar de forma infinita con un coste cero, las legislaciones actuales sobre la propiedad intelectual están puestas al límite. Así que muchos autores abrazan otros modelos de licencias que les permiten regular la cesión de los derechos de sus obras con mayor flexibilidad. Creative Commons permite especificar qué tipo de cesión de derechos quieres hacer, más allá de la afirmación por omisión en occidente de que las creaciones intelectuales están protegidas por el copy right.

Evidentemente, el Creative Commons se entiende bastante bien cuando no se pretende vivir de una actividad. ¿Qué pasa en el caso de las personas que sí pretenden vivir de ello? Bueno, pues también hay ejemplos muy interesantes de cómo aprovechar de forma creativa e innovadora estas nuevas formas de gestión de derechos. Y solo estamos empezando.

Quizá el caso más difícil, a priori, parezca el cine. Pero ahí está el caso de "Sita sings the blues", el primer largometraje Creative Commons de la historia. Se trata de una película de dibujos animados, bastante buena (ha recibido multitud de premios), que reinterpreta el mito hindú del Ramayana, en clave de ruptura sentimental. Podéis verla aquí. Lo bueno es que esta peli se puede ver, se puede compartir, se puede proyectar e incluso ganar dinero con la proyección. Si crees que te puede beneficiar, tienes la opción de dar la mitad de la recaudación a la autora, y anunciarlo mediante una serie de pegatinas creadas a tal efecto. Pero no es obligatorio. En la página web de la autora, Nina Paley, y en la de la película, se puede leer cómo se las ha arreglado para escribir, dibujar, producir y distribuir ella sola esta pequeña joya. También podéis leer cómo podemos contribuir todos a compensar a la autora por proporcionarnos el placer de de esta película (para empezar, los subtítulos en varios idiomas han sido generados por personas que sólo querían echar una mano).

Para mí, el aprendizaje de todo esto es que las tecnologías habilitadoras abren nuevos caminos y nuevas formas de cultura. Las tecnologías generan cambios sociales. Y el nuevo escenario traerá consigo nuevas formas de creación (producción, distribución, comercialización...), como siempre ha sido.

2 comentarios:

  1. Muy buen ejemplo Elsa de cómo se puede utilizar el copyleft también en el cine y no morir en el intento.
    Me apunto el nombre de la peli para verla.

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  2. Me ha encantado, como casi todo lo que nos cuentas.
    Un favor, cuando acabemos con la asignatura, no acabes con el blog, sigue escribiendo historias y comentarios como hasta ahora.

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