martes, 22 de diciembre de 2009

"Aquel que prende la llama de su candela con la llama de la mía, recibe luz sin oscurecerme a mí."

Es lo que tiene Internet, que vas de aquí para allá, saltando de enlace en enlace (a veces sabiendo qué buscas, otras perdida ya en la inmensidad del hipertexto), y de pronto, caes en una pequeña joya. Eso es lo que me ha pasado a mí con este texto de Thomas Jefferson recogido en Wikisource. Se trata de un texto de ¡1813! en el que Jefferson argumenta en contra de las patentes aplicadas a las creaciones intelectuales.

Dejadme que entresaque un par de frases que me parecen de lo más inspiradoras (aunque la mejor, sin duda, la que se va a convertir desde este mismo momento en uno de mis lemas, es la que he seleccionado para título de este post):

"Cuando la Naturaleza dio origen a las ideas, parece haber sido su peculiar y benévolo designio que éstas fueran esparcidas libremente de uno a otro sobre el globo, para moral y mutua enseñanza del hombre y mejora de su condición, al haberlas hecho como el fuego, expandibles por todo el espacio, sin disminuir su densidad en ningún punto, y como el aire que respiramos, en el que nos movemos y vivimos, que no puede ser confinado ni apropiado en exclusividad."

"La sociedad puede dar un derecho exclusivo a los beneficios que surjan de éstas, como un estímulo al hombre para perseguir ideas que pudieran presentar utilidad, pero esto podría hacerse, o no, de acuerdo con el deseo y conveniencia de la sociedad, sin demanda o reclamación de nadie."

Me parece precioso que un texto pueda aplicarse casi doscientos años después casi sin tener que cambiar ni una coma. Quizá es que, en aquel momento, como ahora, estaban ante un cambio de paradigma.

Así pues, compañeros de esta breve andadura a través de nuestros blogs, aquí va mi deseo de navidad y de fin de asignatura para todos nosotros:

Que nuestras ideas sirvan para prender las llamas de las ideas de los que nos rodean, sin miedo a que eso las debilite. Que nuestras ideas se alimenten del fuego de las ideas de los demás, hasta conseguir un incendio de ideas compartidas.

Feliz y fructífero camino para todos.

1 comentario:

  1. No hablamos de derecho exclusivo sino de remunerar al creativo, al inventor, al autor. Si queremos que la gente talentosa (en cualquier campo) dedique algo de su tiempo a dicha actividad, en bien de la colectividad. No actuar de esta forma es apartarlo de esta actividad, relegándolo a otra actividad en la que será menos productivo, menos útil a la sociedad, pero compensado económicamente (por ejemplo fontanero, que de algo hay que comer) No estamos renunciando a mucho potencial creativo e imaginativo por no querer retribuirlo. La idea de la llama es muy ilustrativa pero como compensar el dolor de brazos de conseguir el primer fuego frotando dos palos.

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